El aumento de la energía eólica en Sudamérica de cara al 2030

Es sabido que el aumento de la energía eólica terrestre en Sudamérica está atravesando por un auge vertiginoso donde cada país pone en valor la eficacia de este tipo de energía al contar, cada vez más, con parques eólicos capaces de dispensar una cantidad significativa de megavatios en beneficio de la población y en donde el uso de transformadores es de vital relevancia para que la energía final llegue a los hogares.

En este contexto, según datos proporcionados por la consultora estadounidense Wood Mackenzie, se proyecta que Sudamérica experimentará un aumento en torno al 122% de energía eólica terrestre en los próximos diez años. Se estima que la totalidad del mercado eólico agregue 41,2 gigavatios (GW) a los 34 GW que ya había hasta finales del 2022, suponiendo una capacidad total de 75 GW. Ante estos datos, se hace imperante la aplicación de transformadores de distribución capaces de ajustar el voltaje en subestaciones cercanas a las turbinas de electricidad.

Así, entre los países que destacan en el impulso de esta fuente de energía se encuentran Brasil, Chile, Argentina y Colombia, siendo nuestro país puntero en esta materia al contar con planes de estrategia para consolidar la transición hacia el hidrógeno verde.

La consultora también destaca que este aumento está impulsado, en gran medida, por la economía de mercado no regulado o también conocida como economía de libre mercado. Sin embargo, también explica que otras economías menos maduras pero con un gran potencial en la implementación de este tipo de energía, como Ecuador o Colombia, seguirán dependiendo del mercado regulado, por ende, su desarrollo supondrá un efecto más lento respecto a la de sus vecinos.

¿Cuál es la situación particular de Chile?

Solo por detrás de Brasil, Chile se alza como el segundo país que lidera este horizonte. Se estima que entre ambos países se producirá 1,5 GW hacia el 2030. En esta misma línea, un estudio realizado por el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) acerca de la capacidad de almacenamiento energético entre 2025 y 2030, arrojó estimaciones bastante alentadoras para el sistema eléctrico en su conjunto.

Entre las conclusiones a destacar son que los niveles óptimos de almacenamiento deberían situarse en la zona norte del país con capacidades entre 1.000 MW y 4.000 MW en el periodo 2025-2030. Además, concluye que la capacidad de almacenamiento en baterías al año 2026, en caso de llegar a los 13,2 GW o 2.000 MW diarios, supone una reducción de los recortes de energía a coste cero en hasta 40%, ahorrando hasta 500 millones de dólares respecto de un caso base sin almacenamiento.

Para garantizar un sistema 100% renovable al 2030, los sistemas de almacenamiento deberán aportar fortalezas a la red del Sistema Eléctrico Nacional altamente sofisticadas. Entre estos atributos se cuenta un control de rampas, aporte de cortocircuito, transformadores de distribución eficaces, entre otros. Por otro lado, para que esto pueda realizarse, será necesario contar que las fábricas de transformadores en Chile cuenten con equipamiento y tecnología calificada con tal de que los objetivos finales cumplan su cometido.

Los desafíos a tener en cuenta

Pese a todo, el estudio de Wood Mackenzie también señala que aún quedan desafíos a los que hacer frente en el mercado de la energía eólica. Entre las trabas que se pueden encontrar, están las limitaciones administrativas para concretar proyectos de gran envergadura en lugares geográficos donde la implementación de transformadores de distribución y otros elementos asociados a la red suponen complicaciones operacionales y ambientales. A esto debemos sumarle la creciente competición de la energía solar capaz de abarcar una distribución espacial mucho más amplia y con proyecciones de abaratarse con el tiempo.

Por último, la energía eólica representa solo el 1% de la matriz energética y alrededor del 8% en cuanto a generación se refiere, del sistema nacional. Se estima que este porcentaje vaya en aumento conforme pasen los años, siempre y cuando la alianza estratégica entre el sector público y privado se consolide para formar nuevos acuerdos.